El Mundo Mágico de los Unicornios

En una isla paradisiaca en algún lugar del mundo, iba cortando unas pequeñas florecitas de colores una niña que se llamaba Astrid.

Con su canasta de mimbre iba recolectándolas delicadamente, mientras tanto, ella disfrutaba de una vegetación verde en una mañana donde apenas sopla una agradable brisa, con un perfume de jazmín.

Estaba haciendo este paseo sobre un sendero estrecho, y de lado un mar de flores de colores abundaba y acompañaban a una postal de ensueño.

Mientras susurraba una canción, una bandada de pájaros se esparcían sobre el cielo cuando en un momento en medio de una mañana primaveral, se oye un estruendo como si se tratase que se avecinara una tormenta.

-Pero…¿qué ha sido eso? Exclama la pequeña niña.

En un momento se detiene Astrid y mira a su alrededor, pero sobre el cielo no se encontraba ninguna nube que hiciese sospechar que vendría una tormenta.

Extrañada de donde venia ese estruendo sale de su sendero, y se desplaza hacia donde venia ese sonido para investigar, caminando más sigilosamente se comienza a dar paso sobre una espesa vegetación.

Es habitual que en esta paradisiaca isla se avisten unicornios, Astrid lo sabía y estaba ansiosa por ver algún ejemplar y poder acercársele.

Sin embargo, es sabido que los unicornios no se dejan ver por cualquier persona, ya que son asediados para capturarlos y quitarles los cuernos, en donde radica todo su poder mágico.

A medida que se daba paso por la densa vegetación las gotas de rocío iban salpicando su pequeño rostro, Astrid tenía cierto temor por encontrarse con algún animal salvaje.

Aun así, su curiosidad fue más fuerte y continúo desplazándose con cierto sigilo, manteniendo en su brazo derecho a su canasta de mimbre con una frescas y bellas flores de colores.

En tanto no muy lejos de allí en un erigido y tenebroso castillo gótico, se encontraba Saurón, el villano que estaba pergeñando la forma de poder capturar a los unicornios, para obtener sus mágicos cuernos.

Se encontraban frente a el en un estrado una docena de pájaros exploradores negros con enormes alas, y estaban escuchando atentamente el plan de Saurón.

-Debemos tener atrapados en este momento a varios ejemplares de unicornios. Les comenta el villano a sus guardias alados.

-El domo de cristal tiene un radio de 1 kilometro, por lo tanto ¡Todo lo que este dentro es mío!! Asevera alzando la voz.

-Necesito que vayan hasta el domo e inspeccionen cuantos unicornios hemos atrapado. Les imparte Saurón a los pájaros exploradores.

-Recuerden que solo ustedes podrán ingresar y salir por el cristal, no hay forma que ninguna criatura pueda hacerlo, ya que ustedes tienen el talismán que neutraliza el cierre del domo.

Nuestra pequeña Astrid continúa abriéndose paso sobre la espesa vegetación y puede visualizar el domo de cristal, sorprendida sigue explorando.

Logra acercarse a la esfera y alcanza a ver a un unicornio que se lo ve recostado con pocas fuerzas.

-¡Un unicornio! Exclama excitada Astrid.

Sin embargo, notó que el unicornio estaba triste, al alzar más la cabeza Astrid logra ver una media docena de unicornios que estaban cerca del que estaba recostado.

Su cara de sorpresa fue indescriptible, porque ella siempre soñó con poder ver a un unicornio, y ahora estaba viendo a media docena frente a ella.

Uno de los unicornios ve a la pequeña niña y se le acerca despacio, pero con tranquilidad.

-No deberías estar aquí. Le comenta el unicornio a la niña con cara de tristeza.

-Perooo…tartamudeando de la sorpresa la niña le dice:

-¿Por qué están dentro de esta burbuja? Le pregunta la niña al unicornio.

-No es una burbuja, es un domo de cristal y estamos atrapados sin poder salir de aquí. Le comenta el unicornio decepcionado.

-Soy Astrid, ¿Cómo te llamas? Le pregunta muy animada y sorprendida la niña.

-Mi nombre es Remy, mucho gusto. Le dice el unicornio mientras por detrás los observaban los demás unicornios.

Una vez presentados estuvieron hablando amablemente un buen rato.

En el castillo de Saurón se estaban preparando los pájaros exploradores para sobrevolar el domo de cristal, cada uno lleva un talismán que les permite poder ingresar fácilmente.

En tanto el unicornio Remy sigue persuadiendo a Astrid para que se aleje del lugar, pero firme y valiente Astrid se propuso ayudarlos de cualquier manera, y comenzó a inspeccionar el lugar.

Sobre un lateral del domo de cristal muy pegado había un añoso árbol muy alto, y alcanza a ver que en su base se asoma una pequeña ardilla.

Cuando se acerca la ardilla se esconde dentro, y las pequeñas manos de la niña comienza abrir el hueco un poco más. En tanto sorprendido pero complacido Remy ve que la niña los intenta ayudar a salir.

Astrid fue escarbando de a poco, y con tan solo un pequeño túnel pudo ingresar dentro del domo de cristal donde estaban los unicornios.

Con algo de tierra en su pequeña cara, pero feliz de haberlo logrado la niña exclama:

-Lo logré, ¡estoy aquí con ustedes!

Remy y los demás unicornios estaban animados y felices por su nueva y valiente compañera.

-Muchas Gracias Astrid por querer ayudarnos. Le dice Remy a la niña.

-Pero es muy arriesgado que estes aquí, ya que esto es obra de Saurón y sus planes no son buenos.

-No se preocupen que haré todo lo posible para ayudarlos. La niña se acerca al unicornio que estaba malherido para asistirlo.

El unicornio comenzó a explicarle a la niña que el domo de cristal estaba formado por un haz de luz que se alineaba a través de unos enormes espejos, haciendo que se forme esta capsula que funciona como una prisión.

Todo lo que está dentro lo posesiona Saurón, le explicaba Remy a la niña. La única forma de que se disipe es desalineando uno de los espejos.

En un momento se escucha un pequeño zumbido, y al mirar sobre el horizonte lograron divisar a los pájaros exploradores que venían sobre ellos.

Por encima del domo de cristal se puede divisar un enorme arcoíris que les brinda toda la energía a los unicornios, pero que al interponerse este cristal interfiere para que puedan volar en altura.

Rápidamente Astrid, Remy y los demás unicornios se tapan con unas enormes hojas de vegetación, para no ser vistos por los pájaros exploradores.

A toda velocidad sobrevuelan por la zona intentando poder ver a los unicornios, con toda astucia Remy se desplaza detrás de un arbusto, para tratar de interceptar a unos de los pájaros.

El objetivo era sacarle el talismán para que le permita a Remy poder traspasar el domo de cristal, y de esa forma poder alcanzar el unicornio arcoíris que le daría la plenitud de su energía para volar en lo alto.

La pequeña niña esta algo asustada y permanecía escondida mirando como sobrevolaban los pájaros cerca de ellos, luego ve como Remy se desplaza sigilosamente hacia uno de ellos que había tomado un descanso sobre la rama de un árbol.

Los demás pájaros seguían buscándolos furiosos, y en un momento Remy se lanza sobre uno de ellos y con su ala derecha lo voltea al suelo, el pájaro cae y forcejea con Remy hasta que finalmente le quita el talismán.

Astrid se incorpora y sale al encuentro de Remy, en tanto los demás pájaros ven el revoloteo y se vienen sobre ellos.

Rápidamente la niña sube de jinete sobre Remy y comienzan a tomar vuelo esquivando a los pájaros exploradores que no lo podían alcanzar, ya que Remy comenzó a planear en círculos, hasta que finalmente logra traspasar el Domo de cristal, dejándolos a los pájaros muy por detrás.

Sigue elevándose Remy y Astrid hacia el arcoíris de colores y recargo toda la energía a pleno, Astrid no podía describir tal experiencia mágica de estar volando con un unicornio sobre un arcoíris.

En tanto Saurón ya se ha percatado del incidente y podía ver desde lo alto de su castillo, que uno de los unicornios ha logrado salir.

Rápidamente imparte y prepara para que salgan hacia el encuentro del unicornio, a otro grupo de pájaros exploradores para que lo intenten cazar, y se lo traigan de regreso al castillo.

Por lo tanto, Remy y Astrid ahora deberá enfrentarse a dos grupos de pájaros exploradores que estarían en su búsqueda.

Remy a toda velocidad se dirige hacia uno de los enormes espejos para intentar desalinearlos, y que de esa manera desaparezca el domo de cristal que mantiene cautivos a sus compañeros.

La única forma de poder ayudar al unicornio mal herido es que logren llevarlo hacia el arcoíris, para que recobre toda su vitalidad.

Astrid mira hacia atrás y logra divisar que los pájaros exploradores vienen a toda velocidad en su búsqueda, se lo advierte a Remy.

El unicornio intenta cambiar su posición de vuelo, planeando para cambiar el rumbo de la búsqueda de sus enemigos.

-¡Allí está! Exclama Remy con entusiasmo, al ver uno de los espejos.

La niña sorprendida por tal aventura que estaba viviendo encima de un unicornio volando por el cielo sobre el arcoíris de colores.

-¡Remy… aún nos persiguen! Le dice preocupada la niña mirando hacia atrás.

-Así es Astrid, intentaré disuadirlos para que podamos llegar sobre uno de los espejos.

La niña entusiasmada esta aferrada sobre las crines de Remy que planea en zigzag intentando llegar a lo alto del espejo.

Saurón ve toda la maniobra que estaba empleando Remy y reordena a su tropilla de pájaros exploradores que vayan a su encuentro, para que no logre llegar al espejo.

En tanto el unicornio y la niña siguen volando en zigzag.

-Astrid, ese de allí es el espejo que debemos redireccionar, al hacerlo automáticamente desaparecerá el domo de cristal que mantiene prisioneros a mis amigos. Le dice Remy a la niña.

-Genial! Le dice Astrid entusiasmada.

-Pero se me acaba de ocurrir una idea, y es que una vez que tú le desde vuelta al espejo debes redireccionarlo hacia aquel otro que esta sobre el oeste. ¿Lo ves? Le pregunta el unicornio.

-Si, alcanzo a verlo. Le dice la niña mientras continua agarrada de las crines mientras zigzaguean para no ser alcanzados por los pájaros exploradores.

-Voy a intentar dejarte sobre el pedestal cerca del espejo, y no lo corras hasta que te de la señal. Debes redirigirlo hacia el espejo que se encuentra al oeste, y el domo de cristal se formará por sobre el castillo dejando por un buen rato encerrados a Saurón y sus pájaros. Le comenta Remy.

-Fantástico! Eso haré, espero tu señal. Le dice muy segura la niña.

En una nueva planeada toma impulso Remy hacia lo alto del espejo y al acercarse, deja a la niña en un pedestal quedándose aferrada sobre el espejo.

En tanto, los pájaros exploradores perseguían implacablemente al unicornio, pero no podían darle alcance.

Remy da un medio giro con sus alas y se dirige cerca del castillo, la idea era atraer a todos los pájaros, para que una vez que le de la señal a la niña pueda formarse el domo de cristal sobre el castillo.

Remy apenas tendrá 3 segundos para volar en picado y tratar de salir antes que el domo de cristal se forme nuevamente.

La niña expectante ve las maniobras de vuelo que estaba realizando Remy y esperaba atenta su señal.

Una vez que Remy vió que venían por detrás de el los pájaros exploradores, le grita a la niña.

-Ahora Astrid!!, gira el espejo hacia el otro lado!!

La niña con sus pequeñas manos comenzó a girar el espejo que se sentía algo pesado.

Al comenzar a girarlo el haz de luz que estaba dirigido hacia el espejo del norte, hacia que el domo de cristal desaparezca dejando librados al fin a los unicornios.

Y con sumo esfuerzo intentó dirigir el haz de luz hacia el espejo del oeste, y al hacerlo comenzó un fuerte zumbido, los pájaros exploradores y Saurón no pueden creer que ahora el domo los atraparía a ellos.

Gritándoles a los pájaros Saurón les ordena que alcancen al unicornio.

Remy al comenzar a ver que el domo comienza a formarse por encima de él y el castillo, vuela en picado hacia el suelo de forma rasante a toda velocidad, para salir antes de que el quede atrapado también.

Astrid ve toda la hazaña que estaba logrando Remy junto a ella logrando al fin que el villano tenga su lección.

El domo de cristal rápidamente se va formando hasta el suelo, y por milésimas de segundos Remy alcanza a salir.

-Arre unicornio!! Exclama Remy, y Astrid se encuentra muy feliz vitoreándolo por tal hazana.

El unicornio va en busca de su pequeña amiga, monta, se agarra de sus crines y regresan junto a sus amigos que estaban cerca del unicornio lastimado.

Todos los unicornios victorean la llegada de sus dos compañeros valientes que lograron liberarlos del domo de cristal.

Desmonta Astrid y rápidamente se acerca al unicornio malherido, y ahora si Remy y sus demás unicornios amigos tienen toda su energía, ya que lograron recargar fuerzas con el arcoíris que estaba por encima de ellos.

Astrid se aparta un momento, rodean al unicornio recostado Remy y los demás, y bajando sus cabezas apuntándolo con sus cuernos para proporcionarle todo el poder y la energía que emanaban sus cuernos junto al arcoíris, hizo que de inmediato el unicornio recobrara su total vitalidad.

Ya su ala dañada estaba recuperada y su cara muy feliz, Astrid estaba maravillada de poder ver toda esta mágica sanación, y ve junto al unicornio recuperado y lo abraza.

Finalmente, Astrid monta junto a Remy y todos levantan vuelo sobre el colorido arcoíris, y a los lejos ven a Saurón y sus pájaros exploradores que estaban prisioneros sobre el domo de cristal.

Poco a poco se iba desvaneciendo hasta desaparecer por completo, ya Saurón y sus secuaces no iban a molestarlo por un buen rato.

En una verde y florida pradera Remy y los demás unicornios dejan a su pequeña y valiente amiga, que los ayudo a escapar de las manos de Saurón y que finalmente pueden estar en libertad en el mundo mágico de los unicornios.

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